Por:
fidelcastrodiaz
31/03/2025
Dignas Autoridades que nos acompañan…
ESTIMADOS E INOLVIDABLES COMPAÑEROS EXCADETES DE LA XII
PROMOCION HUSARES DE JUNIN DE NUESTRO QUERIDO COLEGIO
MILITAR GRAN MARISCAL RAMON CASTILLA DE TRUJILLO :
Corría el mes de Diciembre de 1,974 y un promedio de 500 jóvenes, de la
1Región, culminaban el Segundo Año de Secundaria, en los diferentes Centros
Educativos de su localidad y ya en sus corazones habían avizorado y abrigado
la idea de postular al Colegio Militar Ramón Castilla de Trujillo, con ese ímpetu
que solo la muchachada de ese entonces podía tener.
Por los meses de Enero, Febrero y Marzo, fuimos sometidos al Proceso de
Admisión 1,975 y luego de minuciosos exámenes (médico, físico,
conocimientos y Cultura General), tuvimos la suerte de ingresar un promedio
de 270 postulantes, aquellos que conformaríamos la inigualable XII Promoción.
Con una mixtura de ilusiones y ciertos temores, nos incorporamos el último día
del mes de Marzo, a un mundo nuevo, desconocido, donde todos vestiríamos
por igual, con el uniforme verde olivo y borceguies. Nos raparon con un corte
tipo alemán y nos enseñaron a decir “Sí Mi “, ese día sin temor a
equivocaciones, “cambió nuestras vidas por completo” ¿Qué había sucedido?:
“Habíamos sido sometidos a la Vida y Disciplina Militar”.
En la primera formación conocimos a nuestro Jefe de Año el Mayor Inf. EP
José Quijada Aliaga , a los Sub Tenientes Inf.: Dante Ortiz Tello, Ovid Loa
Rivera y Jaime Rengifo Contreras; a los Sub Oficiales IPM.: Pablo Salazar
Burga, Umercindo Arriaga Huamán, Ludver Tornero Díaz y Jorge Zavaleta
Rivas, quienes no vacilaron un segundo, en exigir con esas palabras famosas
de: “ Rugir, No se Mueva, Mire su Frente, Levante la Cara, Cierre la Boca,
Pegue la Mano, Saque Pecho, Suma el Vientre, Treinta Arrugas en la Espalda,
Pecho de Lata, Cara de Suegro, Ojo de Vidrio, Para Ranas Un Dos, Una
Vuelta, Desaparecen por el Lado Derecho y Aparecen por el Lado Izquierdo,
Tres Ultimos, dedo cordial pegado a la costura del pantalón. Etc., etc.…”
Todavía queda en nuestra memoria, nuestro primer rancho. Es que antes de
pasar al comedor nos formaron a todo el Batallón de Cadetes, frente al
refectorio y apareció el Tte. Crl. Inf. Jorge Rocha Kanth “el famoso Comandante
Rocha”, quien a los pocos minutos recibió a nuestro Coronel Director Don Luis
Plasencia Alva, el mismo que nos dio un sermón de por lo menos 30 minutos;
aquel rancho que luego ingerimos, estaba frío. Como es la vida, aquellos dos
Oficiales, ya están al lado del Divino Hacedor, gozando del descanso eterno.
Podríamos recordar, como fue nuestra primera noche durmiendo en las
cuadras, ese olor penetrante de la pintura y de los útiles nuevos de cama. Así
mismo traer a colación nuestro primer domingo de visita, cuando el Sub
Teniente Domínguez (del Quinto Año) al término de la misma, nos formó frente
a las cuadras y nos puso en posición de ranas, durante una hora, por el hecho
de haber dejado el patio completamente sucio. Ese día nos enseñaron que si
las piernas quemaban…Que ¡ Soplemos !. Nos quedo el escarmiento, para que
en la siguiente visita, no permitiéramos que se arroje desperdicios al suelo.
Los días siguieron pasando y poco a poco, nos fuimos acoplando. Recuerdo a
nuestro primer Monitor General, el cadete del Quinto Año Juan Noriega Alfaro,
muchachito drástico que tenía un buen porte militar, este joven al año siguiente
siguió el Curso CAPOR, para luego de dos años, ingresar a la Escuela Militar
de Chorrillos y que con el grado de Capitán de Ejército, el año de 1,989 cayó
abatido en la selva, en un enfrentamiento con la subversión.
Los domingos de visita siguieron pasando, nos tomaron las medidas para la
confección del uniforme de salida; días después, el primer sábado de Mayo,
tuvimos nuestra primera salida, fue una semana antes al día de la Madre. La
calle nos pareció muy extraña, todo había cambiado, si hasta nos engañaron
que la plaza de armas tenía techo. Hablando de la plaza de armas, como no
recordar las famosas retretas de los días domingo por la noche, antes de subir
al ómnibus, obligatorio era darse una vuelta caminando con nuestras caritas de
asustado, para ver si encontrábamos alguna conocida, para sacar pecho…
Todavía recuerdo nuestra primera fiesta de bienvenida, que nos hiciera el
Quinto Año, con el conjunto musical “Los Aguilas”, en el casino de cadetes, y
los juegos ínter años, que se inauguraron en el coliseo Gran Chimú; o nuestro
primer desfile de 28 de Julio en la Plaza de Armas; o a nuestros queridos
profesores, José Vásquez Campos (el popular Ama Sua de lenguaje), Romerito
de Biología, el tío Piti de Dibujo (+), Carlos Vejarano Siccha de Matemáticas
(+), Urquizo Ferrer de Religión, nuestro querido Picapiedra de Música, Ovando
de Elementos de Física y Química, Oyague de Inglés, David Terrones de Seijas
de OBE y otros que por la tiranía del tiempo no podemos enumerar.
Así pasaron los meses y llegó Diciembre de 1,975, la clausura de fin de año, el
relevo de escoltas y en un abrir y cerrar de ojos ya éramos aspirantes. El año
de 1,976 tuvimos un nuevo Jefe de Año: El Teniente de Infantería Víctor
Huertas Melosevish. Militar probo, respetuoso, muy culto, era un caballero. El
destino le jugó una mala pasada y por razones que solamente él supo, se quitó
la vida en su habitación del primer piso de nuestras cuadras. Este suceso nos
conmocionó a toda la promoción, recuerdo que cuando nos enteramos que
había fallecido, acordamos ponernos la corbata negra en el uniforme verde
olivo, en señal de duelo, pero la Dirección lo desautorizó… sus razones tendría.
En realidad el primer nombre que le pusimos a nuestra promoción fue el de
“Víctor Huertas Melosevish”, aunque otros quisieron que se llame “Arica
Renacerá”, el comando se opuso, siempre llevaremos en nuestros corazones el
nombre del primero, pero cierto también es que nos sentimos orgullosos de
llamarnos “Húsares de Junín” la popular “X i i”.
La vida como cadetes del Cuarto Año, era bastante intensa, pues de una parte
teníamos mando sobre los cadetes del Tercer Año, por otra los del Quinto Año
nos tenían al breque y por ahí no faltaban los roces. Pero también traigo a
colación momentos de diversión, como las fiestas en el casino de cadetes con
el conjunto “Armonía 4” y nuestra primera fiesta que organizamos con este
cuarteto, para recaudar fondos para la promoción. El casino de cadetes lo
convertimos en “La Luna” e hicimos una caverna donde se instaló la
agrupación musical, todo esto con luces psicodélicas. Que tiempos aquellos.
El estudio era intenso y evitábamos salir con bajas notas, porque nos podíamos
quedar castigados por ese motivo. En tal sentido sacábamos provecho al
estudio obligatorio, ya que no nos dejaban accesar al estudio voluntario y la
competencia por 3salir de cadetes distinguidos o de honor, era bastante notoria.
Recuerdo las olimpiadas Inter Años, estando de Cadetes del Cuarto Año (mes
de Junio de 1,976), cuando casi campeonamos, es que con las justas los del
Quinto Año, nos ganaron el partido de Fútbol. Recuerdo a Luchito Carre
Zúñiga, cuando al final se perdió un gol, después que se lo había llevado a su
marcador, por la punta izquierda y solo frente al arquero (Vigo Novoa) la pelota
salió desviada; al final llegaron la tanda de penales y la suerte nos dio la
espalda. Pero la definición se hizo en el partido de Voley (también con Quinto),
en esa canchita de asfalto, que queda al frente de nuestras cuadras,
lamentablemente el encuentro lo perdimos, en un partido ajustado (casi
cambiamos la tradición de nuestro Colegio Militar) y es bueno recordar los que
conformaban ese raro equipo: “Peto Fernández Torres, Tomy Navarrete Silva,
Edwin Llanos Palomino, Daniel Angulo Alvarez, Einer Almendras Valverde,
Abraham Castillo Aquino, Nino Balarezo Vargas y el suscrito Fidel Castro Díaz.
Como no recordar las comidas que degustábamos en nuestro famoso Comedor
de Cadetes, “aquel pan agradable de los desayunos, o los bizcochos de los
días viernes, el Kuaquer con plátano en el intermedio de las clases, o la famosa
palta rellena en el almuerzo, la sopa de menestrón, los ricos chifas (del
mejoramiento de rancho) las torrejas de la cena (mas conocidas como
borradores). Esos Chimbotanos (los de la ciudad luz), trayendo su atún
importado de complemento. Como no recordar las papeletas de diez puntos,
que ponía el Sub Oficial IPM Lincold Ortega Sánchez, cuando nos
encontrábamos parados frente a las mesas: “Por mirar agresivamente al pan”.
Cuando mandaba el Brigadier General “Batallón Sentarse” y si arrastrábamos
las sillas nos ordenaban pararnos; el servicio de día precisaba, que “Se debería
escuchar el sonido de una mosca”. Muchachos “Que tiempos aquellos”.
Hago memoria de los “Cabreados”, que paraban en la Enfermería, con su
clásica “Papeleta de Descanso Médico”, pero qué piñas cuando por ese motivo
tenían que quedarse sábado y domingo. Teníamos que verles las caras al
Técnico Enfermero E.P. Abdón Hurtado (el popular Peje Bombo) y también a
los Enfermeros Pablito y Eugenio. Salíamos con cada cosa para que nos
lleven las cartas a “nuestras enamoradas”. Los tiempos han cambiado, ahora
existen Enfermeras Técnicas en nuestro Colegio.
Como no traer a colación las formaciones de Lista de Diana y Lista de Retreta,
cuando se ponían frente al Batallón de Cadetes (independientemente al
servicio de Día o de los Oficiales de Año, o de los Oficiales y Sub Oficiales
IPM); los inolvidables Brigadieres Sub Brigadieres Generales: el chinito Vereau
Fukunaga y Villanueva Castillo de la Décima Promoción (1,975); Velásquez
Alegre y García Tello de la Once Promoción (1,976). Cuando los Sub
Brigadieres leían la “Orden de Cuerpo”, aquel documento que comenzaba
leyéndose de la siguiente manera: “Orden del Colegio N°…, Transcripciones:
Sin Novedad, Servicio: Para el día … Jefe de Cuartel: Teniente Coronel de
Infantería Jorge Rocha Kanth y el Batallón murmuraba diciendo “Uich”…
Que importante recordar y rescatar, el transcurrir de nuestro Jefe de Batallón,
el “Comandante Rocha”, el inigualable “Teniente Dinamita” de la obra “La
Ciudad y los Perros”; este Oficial disciplinó a nuestra alma mater, de tal manera
Autor: FIDEL CASTRO DIAZ
que la encumbró como “El mejor Colegio Militar del Perú de los años 75 al 77”
(nos acompañó casi los tres años, en Agosto del 77 lo cambiaron a Lima), así
lo demuestran los buenos comentarios y que decir de nosotros que hoy
añoramos esos tiempos. Este hombre probo, sacrificado, buen militar, muy
recto y estricto, en Septiembre de 1,982, falleció en Emergencia del Hospital
Militar Central “Luis Arias Schereiber” de Lima, a los cincuentidós años de
edad, víctima de una terrible enfermedad. Yo tuve la oportunidad de presenciar
su muerte, un día antes del desenlace final, pudimos conversar. El ya goza del
descanso Eterno y se encuentra al lado de Dios.
Bueno regresemos a nuestras anécdotas y recuerdos; como poder olvidarnos
de nuestro querido “Loco Albán” Don Carlos Albán Villavicencio, profesor de
Historia del Perú (cuando cursábamos el Cuarto Año), muy didáctico, se dejaba
entender, la historia del Perú la contaba como si hubiera estado presente,
especialmente cuando narraba sobre la ”Guerra con Chile”, se le caían sus
lágrimas. Lo drástico que era cuando tomaba las pruebas escritas “al que
levantaba la cabeza, lo volaba a toda la fila y al que miraba al compañero de la
otra fila, anulaba las pruebas de las dos filas” y faltando un minuto para que
termine el examen “Silbaba la Canción de la Muerte”. Este personaje también
nos ha dejado, pero lo recordaremos siempre, no solo por sus dotes de buen
maestro, sino también por los chistoso que era, pues salía con unas
ocurrencias, que solamente a él se le podía imaginar.
Con el transcurrir de los meses, llegó Diciembre del 76 y terminamos el Cuarto
Año y se vino la clausura y ya éramos Técnicos (las famosas vacas) los dueños
del Colegio, teníamos Brigadier y Sub Brigadier General propios, me refiero a
Coco Céliz Kuong y Mario Pflucker Villanueva y nuestra propia escolta
integrada por: Lolo Paredes Torres (abanderado), Peto Fernández Torres,
Guillermo Izquierdo Pretel, Alfredo Pastor Alva, Víctor Unchón Sarmiento y
Fernando Nassi Barrios (+) fallecido.
Año 1,977, que tonificante era estar en Quinto Año, pero agárrense esas joyas,
nos tocó un comando difícil: Jefe de Año Mayor de Infantería E.P. Juvenal
García Jara, Tenientes Inf. E.P. Francisco Sánchez Méndez y Marco A. Florian
Mariños, Sub Teniente Inf. E.P. Víctor Dávila Cuadros, Sub Oficiales IPM.:
Santos Aranda Velásquez, Ludver Tornero Díaz y Fernando Vera Yepes (el
loco Vera) y con un nuevo Director el Coronel Inf. E.P. Heraclio Fernández
Péndola, Sub Director el Teniente Coronel Inf. E.P. Augusto Villavicencio
Aguirre, quienes implantaron conjuntamente con el Comandante Jorge Rocha
Kanth, una disciplina drástica, pero con algunos cambios, como por ejemplo, la
salida ya no era los sábados sino los viernes, el Colegio se convirtió en ESEP
Militar, ahora se iba a estudiar cuatro años, claro que no nos cogió a nuestra
Promoción, pero no dejaba de llamarnos la atención, al extremo que cambiaron
el uniforme de salida, para los cadetes del Tercer Año; Cambiaron y
contrataron nuevos profesores, entre ellos a dos mujeres. Cambiaron toda la
vajilla del comedor, la comida ya no venía servida, sino que ahora vendría en
ollas de porcelana y fuentes para servir, qué cólera para nuestra Promoción, si
todos los Jefes de Mesa éramos los de la XII.
Para ese entonces ya dentro de nuestra Promoción, nos conocíamos más,
había bastante confianza, hacíamos parejas para ir a visitar a las chicas, un
montón de chatos habían crecido, aunque otros chatos, les engañaron que se
crece para abajo. La voz de muchos cambió, como por ejemplo la de nuestro
querido Luis Daniel Cavero Galimidi (Segunda Sección “B”).
¡Oiga Usted Promoción !, que decir de los camioneros, me parece que si se
acuerdan a qué me estoy refiriendo, era el tendido de día que, lo utilizábamos
para dormir (no se estiraba la sábana y solo se metía la frazada debajo de la
colcha), de las famosas cataratas a los roperos, de la manera como se
escondían los cigarros en los roperos, así como para ingresarlos al Colegio,
camuflados entre las prendas; de esos bárbaros que tiraban contra por el
portón, a la altura de la piscina; de los famosos panes con tamal que vendian
en el kiosco. Como no recordar a Carlos Bringas Abanto el popular “ Pacheco”
que cuando encontraba a alguien copiándose, cubriéndose la boca con su
mano, le decía ” Fisshero”. Ese copión era de la segunda sección y en nuestro
Anuario lo pueden encontrar en la pág. 31 en un ángulo inferior y es trujillano
de pura sepa… Quién será ?. ¡Vamos Promo¡ no te amargues que por poco
te delato.
¡Oiga Usted! como no recordar de los servicios de Cabo de Cuartel, cuartelero
e Imaginaria y lo peor de todo cuando nos quedábamos dormidos en el
servicio. Todavía recuerdo cuando el más alto y el más chiquito de nuestra
Promoción hacían servicio de Imaginaria juntos, me refiero a Lolo Paredes
Torres y Humberto Paredes Paredes; cuando el buen Rogelio Coronel Tapia,
marcaba con lapicero en el calendario de su ropero, los días que transcurrían;
o como le quedaba de chico el pantalón de buzo al intrépido de Marco Antonio
Meza Gutiérrez (el popular Jhon Table); o cuando el bandido de Ruben Boza
Romero (el hueso) se metía en clase unas dormidas de ultratumba.
Se deben acordar de “No me carajee mi Mayor”, esa fue la gran respuesta que
le dio el loquito Vera al Mayor Juvenal García Jara (otro loquito), ese hecho
ocurrió, una mañana en formación, cuando el Mayor Juvenal García pidió Parte
del Quinto Año a los Oficiales y Sub Oficiales, estos se presentaron (en el patio
de armas) después de la lista de diana y el Sub Oficial Vera dio cuenta de dos
evadidos, el Mayor García le ordenó que les elevara Parte, y el loquito Vera
respondió que los iba a castigar físicamente, a lo que el loquito Juvenal
respondió “Elévele Parte Carajo”, Fernandito no se quedo atrás y respondió
“No me carajee mi Mayor”, por lo que el loquito Juvenal se acercó de una
manera amenazadora y alzando su mano le dijo “Le saco la m… y no pasa
nada, el otro respondió “Haber saque mi Mayor, si puede saque”. Un poco
como que se calmaron los ánimos del acto bochornoso que habíamos
presenciado; después de dirigirnos a nuestras aulas estos dos personajes se
desplazaron atrás de la pared, que había construido el papá de Peto
Fernández, nuestro querido tío Peto, quien también nos dejo (en Trujillo en
Enero del 2002) y ahora goza del descanso eterno.
Quiero traer a colación un suceso por lo más desagradable que, nos sucedió
con los alumnos del CAPOR, por un error y mal manejo del Sub Teniente Julio
Goicochea Villar, quien con autorización del Capitán de Día, el Capitán Gilberto
Guevara Tello (Jefe del Curso CAPOR), les dieron el mando sobre nuestro año,
en el patio de armas y nos desplazaron hacia el comedor, utilizando la fuerza y
faltándonos de palabra y obra. Nuestra Promoción después del rancho (cena)
nos dirigimos a nuestras cuadras y nos encerramos con candado y no salimos
a formar a la lista de retreta, hasta que se apersonó el Coronel Director Don
Heraclio Fernández Péndola y medió en el problema, restableciéndose el
orden.
El tiempo siguió transcurriendo y llegó el 20 de Diciembre de 1,977, el día más
triste, nuestra clausura, que fue en horas de la mañana, recuerdo que nos
5 Autor : FIDEL CASTRO DIAZ
entregaron nuestros Despacho de Oficiales Provisionales de Reserva y Clases
de Reserva. Fue una despedida que quedará siempre grabada en nuestras
mentes y corazones. Por la noche fue nuestra Fiesta de Promoción, en el
Country Club y lo amenizó la orquesta del “Cholo Montenegro de Chiclayo”;
todos los fondos que recaudamos durante nuestra estadía en el Colegió Militar,
fue para nuestra “Fiesta de Gala”.
Creo oportuno y necesario recordar a nuestros Hermanos Promocionales que
partieron a la eternidad, me refiero a: Alvaro Acosta Ramos, Francisco Abanto
Salazar, Fernando Nassi Barrios, Luis Sandoval Obeso, Carlos Vereau Asmat y
Jorge Amiel López, quienes ya no están con nosotros en este mundo terrenal,
pero que siempre los recordaremos.
Hace 25 años que presenciamos estos episodios. En el tiempo transcurrido
hasta ahora, sucesos de toda índole han impresionado fuertemente nuestros
espíritus, pero ninguno ha dejado huellas más hondas que estas, en nuestros
corazones. Ahora al evocarlo después de 25 años, pasan por mi memoria otros
cien anécdotas ocurridas en nuestro querido Colegio Militar. Somos dignos de
un gran porvenir y siento orgullo grande y legítimo de haber estudiado en el
Colegio Militar “Gran Mariscal Ramón Castilla” y de pertenecer a la XII
Promoción “Húsares de Junín”.
Atentamente,
FIDEL CASTRO DIAZ.
Ex cadete de la XII Promoción
Húsares de Junín